Silvio Caiozzi, cineasta y vicepresidente de ATN. “En ATN luchamos muchos años para conseguir la “Ley Ricardo Larraín”.

Extraordinario hombre de cine, con una gran trayectoria, es para muchos un maestro de las artes visuales, premiado a nivel mundial, ha estado detrás de la cámara desde hace muchos años y su cine es considerado de culto. Imposible no recordar el premiado spot publicitario del indio de Firestone (1986). Y es que Silvio Caiozzi, aparte de ser un reconocido y galardonado realizador, es parte fundamental de la historia y del presente del audiovisual chileno, es un director de cine publicitario con un manejo narrativo y fotográfico muy particular. Tiene más de trescientos spots a su haber, en los que consigue armar historias muy breves que se vuelven tan inolvidables como sus películas, verdaderas joyas del cine chileno, que sin duda han dejado huellas en quienes las han visto, como “Julio comienza en Julio” (1979), “La luna en el espejo” (1990), “Coronación” (2000) “Cachimba” (2004), “Y de pronto el amanecer” (2017), entre otras. “Yo nací con la pasión del cine. Mis padres iban al cine los domingos, y me cuentan poque yo era muy pequeño, que si no me llevaban armaba un escándalo brutal. A ellos lo que más les llamaba la atención era que me quedara sentado por horas viendo una película sin entender nada”. En una época en la que ni siquiera había escuelas de cine, ser cineasta era algo impensado. “Para mí era una afición, un pasatiempo maravilloso con el cual lo pasaba fenomenal, hacía actuar a mi familia, a mis amigos del colegio. Los fines de semana mi panorama favorito era hacer películas en ocho milímetros con un proyector a cuerda, sacaba argumentos de las revistas de historietas”. Recuerda que en el colegio le encantaba contarles películas a sus compañeros quienes lo escuchaban atentos por la gran pasión que transmitía.
Mucho tiempo después, al terminar la enseñanza media, uno de esos amigos, le propuso ir a estudiar a Estados Unidos y partieron juntos al Instituto Chileno Norteamericano a buscar universidades. “En esa búsqueda se produjo la magia de mi vida, cuando tomé el primer catálogo y se abrió en la página de escuela de cine y televisión, en ese preciso momento, supe que ese era mi camino y que el cine era mi vida”. Y así fue como partió a estudiar a la Universidad de Chicago, donde se graduó con honores.
De su proceso creativo y su motivación sostiene que desde joven le han atraído ciertos temas como el encierro, la pérdida del poder, el deterioro, el abandono, el desarraigo y sobre todo, el silencio que a veces dice mucho. “Cuando trabajamos con José Donoso en “La luna en el espejo”, sentimos que el silencio hablaba y cuando fuimos desarrollando el guión buscamos maneras de acentuar ese silencio, resaltando ciertos ruidos, como los tic tac de los relojes, (otra de sus obsesiones) el ruido de las moscas, la flauta del afilador de cuchillos, etc.”
Por eso no sorprende que, durante la pandemia mientras estaba con COVID, se le hubiera ocurrido una historia donde vuelven a estar presentes esos argumentos. “Es un cortometraje de diecisiete minutos, con Ramón Núñez como protagonista, y que aún no tiene fecha de estreno. Se trata del encierro interno de un hombre de la tercera edad, un anciano que va quedando aislado y el único sentido que empieza a tener su vida es estar sentado frente a su reloj cucú y de esta forma establece una relación con el reloj con un final sorprendente”.
Acostumbrado a traspasar fronteras y a ser único en su especie, como cuando ganó el “León de Oro” en Cannes por el spot de Firestone, que más que un comercial es considerado una obra de arte, este versátil director es un verdadero experto al momento de conseguir que las imágenes traspasen las fibras del espectador consiguiendo el éxito, ese manejo del silencio en sus películas y en ese premiado comercial que está basado en el silencio, que no tiene música, ni locutor y obtiene un impacto internacional, ha presidido la Asociación de Productores de Cine y Televisión, ha sido miembro del Consejo Nacional de Televisión y jurado en los Festivales de Cine de Huelva, de Trieste y de La Habana. En 2004 fue incorporado a la Academia Chilena de Bellas Artes, convirtiéndose en el primer cineasta en recibir dicho honor y es el creador de las productoras Andrea Films y Andrea Films Internacional. Es con esta última, que, en septiembre del 2023, estrenó en las salas trasandinas el largometraje “Caminemos Valentina”, en conjunto con Zarlek Producciones Argentina, que trata sobre el único caso de abuso femenino dentro de la iglesia. “Es una historia excepcional, cuando leí el guión me encantó, hicimos la coproducción aportando tres actrices chilenas, entre ellas Roxana Naranjo y me entusiasmé tanto, que por primera hice el montaje de una película que no es mía, fue una enriquecedora experiencia”.
Y este animal del cine no deja de soñar en grande. “Quiero hacer una película ambientada en los años treinta que tiene que ver con el momento en que llega el sonido al cine. “El pianista del silencio”, la tengo pensada hace veinte años, pero no se han dado las condiciones para poder realizarla y ahora existe la posibilidad de hacer una coproducción con el extranjero, lo que puede resultar en la concreción de la película”. A través de esa historia, Silvio reflexiona sobre la capacidad de soñar y de tener pasión, que se ha perdido en Chile y en muchos países. “La capacidad de ese pianista, a través de sus melodías, de provocar distintas emociones en los espectadores, en una época en que la música cumplía un papel fundamental, es muy interesante. En el cine mudo, la falta de la palabra obligaba al cineasta a enfatizar los recursos, hoy en el cine el silencio nos resulta muchas veces extraño y eso se produce por la televisión, que no puede permitir un silencio que haga que el espectador cambie de canal”.

Leave a Comment

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Scroll to Top